3 mar 2012

Casa

Aún no entiendo qué hago hoy en La Bota. Tenía planeado pasar la noche leyendo y escribiendo y por azares que aún no comprendo estoy solo en el bar de mi preferencia escribiendo desde el celular.

Empecé a venir aquí cada semana hace 8 meses. Pocos han sido los viernes desde entonces en que no vengo. En este momento sólo me acompaña una León. Por lo general hay muchas León en la mesa. A veces un par de mezcales. También un par de inolvidables veces hubo una León y una Pacífico. Hoy sólo es una León.

En este lugar he leído poemas, he besado chicas, he presentado libros, he visto presentaciones, he tomado de más, he ligado, he reído. Este lugar ya está muy relacionado con mi vida. En estos meses donde mi vida ha cambiado mucho la única constante ha sido este espacio como un refugio, una segunda casa donde se han negado a cobrarme algunas veces que he venido por razones poco festivas.

Soy una presencia constante en el lugar. Nadie me ve raro ahora que estoy solo aquí. El único extrañado soy yo este día. Pero sé que puedo estar aquí solo, sin sentirme raro.

Gente entra a tu vida, sale antes de lo deseado, y este lugar permanece en el mapa. Mi mapa ha cambiado muchas veces en poco tiempo pero este lugar no se mueve. Aquí está el centro de mi ciudad y sin duda si me fuera del DF pocas sitios extrañaría tanto como este lugar donde me he sentido más de una noche y solo como en casa. Debí, eso sí, traer un libro.

Alguien me dijo que estamos lejos ya. Sé porqué lo dice. Si un día quiere verme sabe dónde encontrarme.

PD: Miento; sí traigo libros en el celular. Leeré a Chejov.

1 comentario:

Sergio Ceyca dijo...

Tengo días sin una cerveza. Ya necesito una.

A ver cuando me toca ir para allá, saludos carnal.