11 feb 2011

Una playera de Murakami

Hoy salió 1Q84 el más reciente libro de Murakami en español. Debo decir que ya lo compré y que, como premio, recibí una playera que no se distingue por el buen gusto que Tusquets siempre ha profesado y un morral (ese sí de buen gusto) con el tíutlo impreso a un costado. El hecho es que por primera vez he comprado un libro el mismo día en que sale. Ni con Como la lluvia de Pacheco, ni con Sunset Park de Auster logré tal hazaña; lo habré hecho en la primera semana, pero no el primer día. El único artículo que he comprado el primer día fue In Rainbows de Radiohead, un 1 de enero del 2008. Y no cuenta del todo porque el disco salió en octubre del 2007 en formato digital, como todos sabemos.

Este hecho trae consigo una serie de extraños sentimientos: no fui el único en hacerlo: junto a mí había muchas personas comprando el más voluminoso volumen de Mrakami, casi todas de mi edad. Por un lado me alegra que algo tan "literario" como Murakami sucite esa respuesta. Por otro lado me extraña un poco que una lectura que es muy especial para mí no sea única. Me siento como en aquel post de Huchín sobre el concierto de Pixies: "Y en el juego angustioso de un hípster frente a otro". ¿Cómo conjugar ambos sentimientos? Acaso de ahí provenga una de las maldiciones más temidas para los músicos por parte de sus escuchas: "fulano ya se vendió." De cualquier forma celebro la grata bienvenida que recibió el libro.

La respuesta masiva es, al menos, escabrosa para aquel que se consideraba en un club selecto de admiradores. La mayoría de las veces es decepcionante. En el caso de Murakami lo más sorprendente de esa venta especial de las librerías, las playeras y la multitud de lectores en un país sin lectores sea que se trata de literatura. Hoy no se vendía el nuevo libro de Harry Potter o Crepúsculo; se trataba de literatura que goza el prestigio de "alta literatura". Sin embargo hasta Radiohead vendió cientos de miles de copias aquel 1 de enero del 2008. Por supuesto esta noche no supuso una venta de decenas de miles de ejemplares, tal vez ni miles de ejemplares, pero sí tuvo una mejor respuesta que casi cualquier otro libro de "literatura" editado por una compañia prestigiosa y respetada. Esto convierte en algo casi insólito la salida de 1Q84.

De todo modos, Murakami podrá ser reseñado en Letras Libres, pero eso no borra el estigma entre ciertos aspirantes a ser "gente culta" que responden ante el entusiasmo de uno por el autor japonés con frases como "está de moda, ¿no?" o, mi favorita, "¿es el que venden en Sanborns?". La categoría "literatura sanborns", además de tramposa, es capaz de derribar prestigios literarios por culpa de la buena distribución. ¿Quién se atrevería a decir lo mismo de Hugo Hiriart o Duras, cuando ambos autores son conseguibles en las tiendas del búho? ¿Qué diríamos de Oscar Wilde?

Y aquí estoy. A pesar del poco prestigio y de los altos precios, he sido un lector fiel de Murakami como de pocos autores. Además he sido un feroz promotor de sus libros con un esfuerzo que sólo empleo para alguien escuche a mis grupos favoritos. Todo tiene que ver con la lectura y mi historia de esa lectura.

En el dos veces "H" CCH (una H por el nombre y otra porque a pesar de todo sigue existiendo) tomé con el maestro Arnulfo Sánchez la mejor clase que tuve en el CCH y una de las mejores de mi vida. Gracias a él yo y otros 40 alumnos leímos a Bolaño, al buen Fuentes, a Enrigue, a Bellatin, a Fadanelli, etcétera. Entre tantas encomiendas, claro, leímos a Murakami. Leímos Tokio Blues. Quién diría que estabamos leyendo la primera edición en español del libro, en la colección Andanzas, antes de la masificación de la colección Maxi. Tener un volumen así se ha vuelto una suerte de distinción y reproche entre ciertos lectores de Murakami: aún recuerdo aquella vez que un amigo me decía: "¡Yo leí Crónica del pájaro que da cuerda al mundo cuando no había versión de bolsillo y costaba más de 300 pesos!"

En el CCH leí Tokio Blues con un fervor irrepetible, con una pasión que pocos libros me despiertan. No leía; estaba en el libro. Leer es como la droga y el sexo: uno espera que cada nuevo libro nos traiga otra vez esa sensación de estar en otro mundo. Es como estar en un videojuego. Pero la vida es cruel y la mayoría de los libros se limitan a meterte una TV en la cabeza: poca cosa. Ese año de CCH marcó mi forma de leer y mis gustos literarios de forma irrepetible: ese año leí Los detectives salvajes, Ciudad de cristal, No me preguntes cómo pasa el tiempo, On the Road, Me llamo Rojo, El Quijote (por primera vez completo en una edición no para niños, jeje) y, claro, leí Tokio Blues.

Por ese entonces estaba empezando a escribir mis Covers (que salieron de una mala costumbre de sencundaria: traducir mal mis canciones favoritas en clase, al margen de las matemáticas) y si algo comprendí de la lectura de Murakami fue que 1) Escribir sobre música no es novedoso (Pellicer y Pacheco hicieron sus propios covers, sobre Chopin y Cream respectivamente, y no hablemos de Villoro) y 2) pero se puede hacer y muy bien. Claro, Murakami eligió a Los Beatles: No imagino una vara más alta. Así que a Tokio Blues le debo una cierta motivación. Pero también le debo, junto con las demás novelas que leí ese año, una cierta idea de la literatura, de su contacto con la música, una intuición del porqué y para qué de la literatura. Les debo casi todo. Por desgracia lo único que no aprendí ese año fue a escribir.

Ahora he abierto 1Q84 y leo a Murakami porque es de los pocos autores que pienso, siento, escribieron para mí. Espero el libro sea la obra maestra que todos prometen y espero volver a estar en el libro. Contemplo la playera que me dieron y la veo como algo que sólo puede suceder en un concierto de rock y me da gusto saber que eso puede pasar con un libro, un Woodstock personal y al mismo tiempo comunitario, incluso atemporal (como el Quijote). El hecho es que antes que fan de algo, soy lector o escucha de algo, y es más profundo, más íntimo y certero. El hecho es que Murakami es, de alguna forma, mi Muse literario y tengo bien puesta la camiseta.


7 comentarios:

Nayeli G dijo...

Yo no creo que los conciertos y los libros sean intercambiables, más bien creo que son complementarios (ya sé que comparten características como lo de que son temporales) pero me gusta más pensar que tienden puentes no que se interseccionan... Aunque sé por qué dices lo de Woodstock, por actitudes e intenciones no? Pero leer Murakami no es escuchar a los Beatles ni ir al concierto de Paul es leer Kafka en la orilla.
Dicen que también daban un morral, ojalá y sea padre como la playera...

Nayeli G dijo...

LMD

Brasov Kain dijo...

Liverpool puso a la venta el libro desde el viernes 04, sin bombo y sin platillo. Entiendo tu punto de vista sobre lo que Murakami puede representar en un lector que se siente único por leerlo, sin embargo, está muy lejos de ser una estrella de pop en México, como lo plantean algunas revistas. Estas hablando que en la presentación del libro no éramos más de 100 personas, y estoy exagerando, muchas de las cuales iban con la ilusión de que estuviera el autor. (Como si no lo conocieran) Un libro de luchas o la presentación del calendario de las aeromozas de Mexicana te apuesto que convoco a más personas. Somos un país de millones y es una pena ver tan pocas personas en la presentación de un libro. Lo interesante del caso es que 1Q84 se presenta primero al español que al inglés, desafortunadamente la traducción en esta ocasión no es de Lourdes Porta, que fue la que logro captar la esencia de las frases de Murakami. Me gusto tu blog, no lo conocía, y me gustaron los libros a los que haces referencia, me falta por leer uno que otro.

Cronos dijo...

Yo también fui. El morral, por cierto, mil veces mejor que esa playera verde tapizada con logos de Fundación Azteca y Grupo Salinas. Una "presentación" muy curiosa, porque algunas personas esperaban que al menos alguien de la editorial diera una plática sobre el libro. Incluso la presencia del canal 22 hizo pensar que el evento sería más que whisky con agua mineral y bandejas de un sushi bastante mediocre.

En cuanto a la traducción, cuando leí Norwegian Wood, que me hizo sentir la literatura de una manera diferente, me chocó un poco lo español que resultaba el libro. Después hasta le agarré cariño a las traducciones de Lourdes Porta. Me extrañó y decepcionó un poco que los dos primeros volúmenes de 1Q84 fueran traducidos por otra persona. Claro, por el momento no puedo juzgar, ya que apenas he ojeado el libro.

edegortari dijo...

Naye: No es lo mismo pero las cosas en que se parecen son muy importantes para mí. sus diferencias desde mi punto de vista no son tan grandes cuando pienso en lo que tienen en común. Lo de Woddstock, pienso ahora, es hipérbole. NW

Brasov: No sabía que en Liverpool ya se estaba vendiendo. Hubiera ido ahí antes. Tienes toda la razón: Murakami no es una estrella pop y por eso me sorprendió el grado de respuesta que tuvo el lanzamiento, que, sin llegar al grado de, digamos, la nueva novela de Rowling o un libro de luchas, atrajo más gente que el lanzamiento común de cualquier otro libro literario. También me extraña el nuevo traductor pero creo, por lo que he leído hasta ahora y por mi experiencia con Murakami en inglés, que estamos frente al mismo autor. Al menos las diferencias me parecen menores hasta ahora.

Cronos: HAce tiempo que no te veía por aquí, bueno, ni por ningún lado. Fíjate que no hubiera estado mal que alguien hablara del libro. La presencia del canal 22 fue un gran detalle, aunque estuvo mejor el reportaje que pasaron en la tele que la cobertura en directo de la presentación.

Muchos saludos.

Roberto Cruz Arzabal dijo...

La presentación y toda la parafernalia alrededor del libro es, evidentemente, un juego que parte del fetichismo libresco, así como las presentaciones de los discos lo son alrededor del objeto como producto de deseo y consumo. Sin embargo, no deja de ser interesante lo que sucedió con el libro de Murakami. El cruce entre la cultura popular y la alta cultura, los huecos que ese cruce deja a estas alturas del siglo.

Yo apenas he leído las primeras páginas (que se distribuyeron electrónicamente) pero espero a que mi ejemplar llegue para continuarlo.

Con Murakami me sucede lo que nunca me ha sucedido con Bolaño o Paul Auster (aunque a éste sí lo he leído). Es curioso porque nunca he sido un misnneísta, sino todo lo contrario.

Por cierto, el argumento (o comentario) sobre si lo venden en en Sanborn's es poropio de un cretino. Me imagino a esos payasos que sólo compran (¿en dónde compran?) en librerías de viejo y se enorgullecen de sus polvosos ejemplares hinos y cubanos mal cosidos.

Abrazo, poeta.

Sergio Ceyca dijo...

Eduardo: Entiendo tu comparación del concierto o la salida del disco con el libro. Lo que importa, en sí, no es el disco o el libro. Es una expectación por saber qué vendrá. Por formar parte de eso. A veces es algo patético, pero creo que en mayor o menor medida todos lo sentimos. Como aquí en Culiacán no se hacen eventos así, no he tenido la oportunidad de comprar ningún libro de Murakami en su salida. After Dark, cosa curiosa, lo compré el primer día que lo vi. Pero es la única excepción.
Por cierto, te enviaré algo al correo. Creo que te gustará, si es que no lo has leído antes.
¿Recuerdas Xalapa, cuando íbamos caminando diciendo que en la salida de 1Q84, en Japón, se agotó incluso antes de ser puesto a la venta? Eso si es moustroso carnal, moustroso. Cambio y fuera.