21 mar 2009

Tangentes de la vista de Raidohead a México

Esta semana, como ustedes sabrán, no ha pasado gran cosa. O sí: ha pasado gran cosa, pero nada que sorprenda verdaderamente, nada que no supieramos que iba a suceder. Sigue la crisis, sigue Obama sonriendo en la tele (no sé por qué), siguen niños enfermos de polio en África. Ah, casi se me olvidaba: sigue amaneciendo muertos por el narco y siguen en E.E.U.U. con su campaña contra México. (No nos hagamos güeyes; más allá de nuestros gravísimos problemas, eso es una campaña en contra).

Como pueden ver, no ha pasado nada. Pa colmo, Radiohead ahora se encuentra en Brasil. Y eso sí fue un acontecimiento: Radiohead visitó México. No importa si en Letras Libres una bola de gente y un imbécil (sí: los imbéciles no son gente, de hecho, no son nada) se pelean por si el In Rainbows fue un disco aburrido o no. No me importa, tampoco, si el asunto se volvió otra reunión condechi más, donde hordas de mensos en el concierto decían cosas como "esa rola ("Idioteque") es de sus primeras, wey", o si todos esperaban otra cosa del concierto. No, nada importa.

Importa que vinieron, tocaron, lo disfrutamos los que quisimos, lo disfrutaron ellos, y ya. Sanseacabó. Simplemente, fue el mejor concierto de mi vida.

Pronto la reseña. La hubiera colgado ya, pero esta reseña es más que un post para el blog; para mí, hablar de Radiohead es hablar de mi vida. Suena cursi, pero es cierto. Quizá, las dos decisiones más importantes de mi vida las tomé por Radiohead. Por eso me tomo la cosa en serio. Al fin de cuentas, tengo que tomarme mi vida en serio, ¿no?

De lo que sí hablaré es de un extraño sentimiento que me nació a apartir de la visita de Radiohead. Hubo un momento en que era iverosímil que mi grupo favorito estuviera en la misma ciudad que yo. Uno sabe (o supone) que ellos son gente común, que come y respira y tiene problemas y felicidades como cualquier otro. Pero uno los imagina lejos, siempre lejos. Como si más allá de Cuba todo fuera territorio desconocido. Y más para mí, que ni Cuba conozco. Es más: nunca me he subido a un avión. Noticias me han llegado de Radiohead en Chapultepec, en la Condesa, en el Centro, en Coyoacán, en todas partes. ¿Quién se imagina a Thom Yorke en el Jarocho con un café en la mano viendo que el menú de comida (basicamente tortas) no contiene ningún platillo vegano (amén)? Por poco, Radiohead y llega a Magdalena Contreras, caray. Y sin embargo no los vi.
Supongo es mejor así. Como esa magra e ingenua idea de Dios como un tipo que está en todos lados (¿un voyeur?) pero no puedes ni ver y mucho menos contactar. Obviamente ellos no son Dios: eso es lo más inquietante del asunto. Y sí supongo es mejor así es porque, quizás, no quiero saber cómo son en persona. Quizás no me caigan bien, quizás no sean buenas personas, y entonces toda una ilusión se rompería. Es entonces cuando doy gracias de no haberlos visto n el Metro o en la Condesa o donde sea que no fuera el escenario. Los prefiero así: de lejos, como esa magra y tonta idea que muchos tienen de Dios.



P.D.:

He aquí las pruebas de la existencia de Dios, perdón, Radiohead en México, directo desde la página del grupo:

Una prueba de sonido en un vacío Foro Sol:
Una mala foto de alguna calle de la Condesa, tomada por Jonny Greenwood:


Y la más importante de todas, ¡Jonny Greenwood en el Metro!:
¿Cómo la ven? Yo digo que es Metro Chilpancingo.

4 comentarios:

Nayeli G dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ivan Ortega-López dijo...

que pedo
ya puse poemas
no mames para las fotos mejor veo la pagina de radiohead
jajaja
era pa que te pusieras unas exclusivas
la de thom yorke con mascara del huracan Ramírez o algo así

pues si
a veces no es bueno conocer personalmente a la gente que uno admira
checate el caso Bellatin

costa sin mar dijo...

jjajjjjaja nel no es chilpancigo, man!!!

edegortari dijo...

Pues sí Iván, pero sólo tú y yo entramos a esa página.

Costa, igual y tienez razón, pero no se me ocurre otra estación. Sludos.

Nena, te amo.