22 jul 2007

Mural

Vivo en un pueblo. Este pueblo está en la Ciudad de México. Casi a las afueras. Se llama San Nicolás Totoloapan. Totoloapan significa "tierra de totoles" pero nunca he visto uno por ahí. Ahí viven mayoritariamente gente de clase media baja y muchos campesinos de los cuales el 25 por ciento habla nahuatl. La minoría de la gente que vive ahí es gente de dinero y de entre esos hay muchos políticos. No sé porqué.

El otro día fui a cortarme el pelo (trasquilarme sería la palabra más apropiada dada la cantidad y tipo de pelo) a una peluquería del centro del pueblo. Aquí aún hay peluquerías y no sólo estéticas. Antes de entrar a la peluquería de faroles azules, rojos y blancos, fui a la plaza. Ahí hay un kiosoko, una biblioteca y la antigua alcaldía. La bibliteca parece como de novela de David Toscana. Nunca he visto una sola persona ahí dentro leyendo. Lo bello en sí del lugar es la alcaldía. La fachada es un mural a bajo relieve en el que se pueden ver campesinos con cruces en la espalda. Las cruces dicen TLC. También salen revolucionarios de principios del siglo XX luchando contra el Tio Sam que los ataca con calabazas del día de brujas. Quizás lo interesante del mural es que está lleno de frases significativas y muy dolorosas y certeras, frases políticas que buscan que la gente reflexione al leerlas. Sin embargo nunca las puedo recordar. Entonces me pregunto si lo mismo pasa con todos lo que ven el mural. ¿Verán el mural y se impactarán por el contenido, tomando no exactamente conciencia, sino lucidez de cierta situación para luego olvidarlo todo cuando se vayan? Quiero pensar que no. Seguramente no. Pero no lo sé. SIn embargo en Halloween casi no veo calabazas y demás parafernalia de cartulina adornando las puertas de las casas.

6 comentarios:

El hombre cósmico… dijo...

1.- El que pintó el mural, no sabe que es el TLC (jijiji tenía que decir algo como economista).
2.- El pueblo ese en que vives, se puede ver desde muchos ángulos…

Eduardo Waghorn dijo...

saludos cálidos desde el invernal chile!

Anónimo dijo...

Saludos, gracias por pasar... te dejo entre mis links

un abrazo

Conciencia Personal dijo...

Esas historias costumbristas me gustan mucho de ti, Eduardo.

Un abrazo grande, Monique

Anónimo dijo...

:)

Anónimo dijo...

¡Bravo! Por fin regresas a casa. Naciste ahí pero creciste jarocho. Hoy vives tu destierro en San Nicolás, donde coleccionas los recuerdos de otros tiempos mejores.
Cuando llegamos, la casa era apenas una mancha en el bosque del Ajusco y ahí, entre los fresnos y frutales diste rienda suelta a la imaginación: colgabas las piernas en las ramas y haciamos té del cedrón; cruzabamos el arco de bugambilia para refugiarnos en la chimenea del cuchitril en la planta baja. Ahora acumulas libros en los estantes, pero también guardas las memorias de Veracruz y tus juegos de la infancia. ¡Feliz regreso a casa!