29 feb 2012

Radiohead/Killers Cars

Podría ser la última vez que me veas
A partir de los 60 km/h cualquier choque puede ser mortal
Qué tal que los frenos se rompen
En cualquier momento
eres un homicida en potencia
Qué tal que un ebrio me impacta
Automedonte guiaba diestramente sus carros
Podría cruzarme con un idiota cuya única diversión sea pisar a fondo
y siempre es difícil frenar
siempre es difícil detenerse
Nena si se tratara de ti preferiría no hacerlo
Una especie de milicia es el azar
Podría ser la última vez que me veas con vida
Estoy persiguiendo una luz que nunca se apague
//tus ojos
son coches fuera control//
y viene de un camión de diez toneladas
Acaricia mi rostro
En cualquier momento podría ser tu último momento
Tifis y Automedonte del azar
Acaricia mi rostro dibujando una trayectoria de colisión
No mueras nunca
Podrías cruzarte con un idiota cuya única diversión sea pisar a fondo
y podría ser yo
No mueras nunca sin mí
Podría ser           la primera vez que me veas
Una especie de azar es el amor
Todos los coches son coches asesinos
Qué tal que pierdo el control
Qué tal que lo hago adrede
Podría ser           el mejor día de mi vida




25 feb 2012

Espejos laterales

Me reventaron un espejo
Facebook me dice que sea amigo de personas que no quiero que sean mis amigos
personas que temo encontrar en un bar/ en una fiesta
Me impactaron en un alto
No importa que el viento diga tu nombre //como en una canción// si el viento no te dice el mío
Mi espejo lateral se fue con el viento
No importa lo que digan las canciones
No importa si dices
que no te importa
¿El alma //si existe// es como un vidrio?
Facebook no tiene alma
Nunca he chocado en movimiento
Quien me revienta los vidrios sale ileso siempre
A quien temo encontrar Facebook no le dice que seamos amigos
La próxima vez quien choque conmigo ojalá reciba el mismo impacto que yo
de menos debe quedarse sin un espejo lateral
La próxima vez iré directo hacia ti
iré de frente
No importa si no te gusta lo que escribo mientras te impacte
No quiero hacerle daño a nadie
sólo quiero que sea recíproco
que tú también pierdas un vidrio en la colisión
Me reventaron un espejo por azar
y no busco razones
ni siquiera quién me pague los daños
no quiero desquitarme
sólo ya no abriré Facebook
ni me detendré
ante la luz roja
en un alto

16 feb 2012

Now our lives are changing fast

Me acordé de dos poemas. El primero es de Pacheco. El segundo lo escribí, hace mucho (debía tener 18 años), luego de leer el de Pacheco. Me acordé porque de pronto me di cuenta que el tiempo pasa.


Ayer y hoy


Ni la misma casa ni la misma ciudad, ni los mismos amores ni las mismas costumbres, ni los mismos libros ni los mismos amigos. De aquellos tiempos lo único que conservo es mi nombre.
José Emilio Pacheco


Cassette

Este cassette es un Delorean: 
es una máquina del tiempo 

una tarde lluviosa
una canción que del destierro nace
la construcción de una ola 
donde el pasado se forma como burbujas

Este cassette: fotografía
//Un techo lleno de palomas//
O piedras a medianoche 
golpeando en la ventana 
del cuarto de una chica 
La ventana que nunca se abrió

A veces este cassette corre como un Tsuru 98
//rewind de golondrinas blancas//
y pinta las paredes 
con los colores de una casa vieja 
donde nada cambió con los años 

13 feb 2012

A chemical reaction (And one day you'll know where you are)

1
Todas las historias, para ser historias, deben tener un conflicto. Sin nudo no se tiene más que una anécdota. "La historia de una vida es la historia de un sufrimiento", decía Schopenhauer. Esta versión, sin duda, es la que más convence a la mayoría de los escritores; y la que más beneficios reporta a la mayoría de los psicólogos. Sin embargo yo prefiero esta mutación: "La historia de una vida es la historia de un padecimiento": la historia de una vida es, más que una simple dolencia, una enfermedad.

2
El acto de narrar implica crear la verdad en el instante en que se narra. Para los psicólogos los sueños son importantes en la medida en que son importantes para el paciente; en la medida en que el paciente los crea al contarlos. Para el médico lo que dice el paciente es un síntoma; pero el carácter detectivesco de su profesión lo obliga, igualmente, a buscar signos: la verdad médica (es decir, el diagnóstico) sólo es posible cuando el médico hace un lado lo que importa y lo que no; lo que es parte de la enfermedad y lo que es un simple achaque. Para el narrador de cualquier tipo la ficción es la realidad que prescinde de datos inútiles.

3
Tarde o temprano, cuando uno conoce lo suficiente a una persona, sale a relucir su historia verdadera. Parecerá que hay quienes tienen tragedias mayores que el resto de las personas, o, por el contrario, gente que ha gozado de una vida casi perfecta; sin embargo basta buscar lo suficiente para descubrir que todos tenemos una historia, una auténtica historia que contar; y toda buena historia, por definición, es una historia triste: Toda historia (tenga un final feliz o no; exista una cura o no) es la historia de un padecimiento.

4
Las narraciones más valiosas (o al menos las que más me interesan) no son detectivescas; son médicas. Aunque afirmé que la ciencia médica siempre tiene un ánimo detectivesco, una diferencia separa ambas profesiones: mientras el detective busca resolver un crimen que casi siempre ocurre en el pasado, el médico debe resolver un crimen que ocurre en el futuro. El diagnóstico del médico tiene como finalidad, a través del posterior tratamiento, la cura; el detective trabaja, en cambio, donde la cura no siempre es posible. La narración detectivesca puede contentarse con señalar al culpable; la narración médica, a diferencia de la otra, no puede detenerse en el descubrir el nombre de la enfermedad; su éxito depende de la cura. Claro está, no todas las enfermedades tienen cura ni todas las enfermedades tienen siquiera tratamiento; pero incluso en esos casos el deber del médico es procurar el bienestar del paciente.

5
No me basto con señalar al culpable, encontrar un diagnóstico preciso: La literatura que me interesa es la que puede curarme.

6
Ahora bien, en la literatura (a diferencia de la medicina) el paciente y el médico pueden ser la misma persona: con las palabras, la automedicación no sólo es posible; es recomendable. La única condición indispensable para resolver la enfermedad es narrarla: no se puede diagnosticar lo que no aún no ha sido contado.

7
Nuestra historia a veces exige ser contada por otro. De menos merece una segunda opinión con tal de obtener un diagnóstico exacto. Igualmente a veces uno descubre sus propios padecimientos a través de la historia de otro: en la enfermedad de un extraño reconocemos nuestros síntomas y nuestros signos: al leer muy bien, no sólo podemos leer al otro: podemos leernos a nostros mismos.

8
Así como la mejor medicina, la mejor literatura es la que cura.

9
Hace poco escribí una historia auténticamente autobiográfica. Obtuve un diagnóstico. Hace poco escribí mi historia y obtuve mi conflicto: en la ficción descubrí el nudo de mi realidad. La mejor literatura es la que me funcionó a mí y fue por escrito, pero la cura es posible en cualquier parte; platicando con alguien en el coche, platicando con alguien por teléfono, platicando con la almohada: el chiste es narrar. Parafraseando a Vila-Matas en Lejos de Veracruz, la vida, para ser tal, debe ser narrada.

10
Si quiere saber su historia, acuda a su médico. (Puede ser usted mismo).


 

P.D. El fin de mi historia aún no tiene fin. Estoy en un punto donde ya puse el punto final pero la historia sigue. No me preocupo: el shuffle de la vida (o del iTunes) puede otorgarme la cura en cualquier momento.

11 feb 2012

All your life you were only waiting for this moment

Desperté a las 6 de la mañana luego de haber dormido solamente tres horas. Acudí a la escuela, trabajé, cumplí compromisos, cancelé otros. Sin darme cuenta, hacia las 8 de la noche estaba en medio de dos emergencias simultáneas: Mientras acompañaba a un amigo al hospital, me enteraba de la emergencia de un familiar en otro hospital. Demasiadas cosas para un sólo día; demasiadas cosas para éste preciso día. Pero tuve que sobreponerme y atender las emergencias y disimular muy bien la sensatez necesaria para salir airado. Ninguna de las dos situaciones en realidad se han resuelto, pero al menos se han estabilizado. Y no estoy preocupado: estoy sumamente ocupado. Me permito esta pausa únicamente para sopesar la jornada, sabiendo que en unas horas tendré que despertar y enfrentar lo mismo. 

A las 3 de la mañana regresaba a casa abatido. Dos llamadas telefónicas me sostuvieron de pie. La primera me dio aliento para sobrevivir la calamidad; la segunda me explicó que había sobrevivido. A las 3 de la mañana terminaba el día más largo de mi vida. En la cabeza formulé dos verdades, ignoro si trágicas, pero al menos sí irrefutables: 1) Tarde o temprano uno adquiere responsabilidades. 2) Incluso haciendo bien las cosas, éstas pueden salir mal. Hasta ahora nada ha salido mal, pero sé que puede suceder y que de suceder al menos debo tener claro que hice mi parte y eso es lo único que importa.

Necesitaba escuchar una voz sabia. Antes de lo que supuse un derrumbe, llamé a mi padre. Le conté del día; de la presión, de la obligación de atender los imprevistos, de las tareas que me esperan. Ya con calma, mencioné la serie de alegrías que tuve en la semana y que me permitieron no ceder esta noche. Una vez que me tranquilizó y me dio a entender que lo peor había pasado, le dije que nunca había tenido un día así en mi vida. Él me respondió: "Entonces deberías apuntar esta fecha porque hoy te hiciste adulto." 

Un 10 de febrero del 2012, a mis 23 años, me convertí en un adulto. Supongo debo estar feliz de que alguien me lo haya dicho. Un 10 de febrero en que un amigo que no veía desde hace años me dijo "ya manejas muy bien, perdiste el miedo". Él se refería al coche; yo quiero pensar que hablaba de mi vida. Porque este día lo veía venir desde años y nunca supe si estaría listo o no. Hoy sucedió y creo que lo he hecho bien. Creo que puedo irme a dormir tranquilo de haber cumplido en el momento que había esperado siempre y que llegó de forma inesperada. 

Mi padre agregó: "Ahora imagina lo que viene: vendrán días iguales con los mismos problemas y llegarás a casa y habrá otros y un día te harás viejo y descubrirás que los hechos históricos que habían pasado hacía 100 años cuando eras joven ya cumplieron 150 años o más y ese mismo día tu hijo te llamará por teléfono a las 3 de la mañana, te contará su problemas y te darás cuenta que ya es un adulto".

Blackbird singing in the dead of night
Take these broken wheels and learn to drive



P.D. Siempre que pienso en "blackbirds" pienso en zanates, es decir en pichos.